La luz desde nuestra América

La luz desde nuestra América

Antonio Alice tituló a su retrato de Joaquín V. González El místico de Samay Huasi (la casa del descanso).

De algún modo en esas gradaciones de la luz en la montaña que le había parecido imposible trasladar al lienzo, él habia intuido una problemática pictórica. Inti el sol, era divinidad suprema del quechua. Volviendo a González, en uno de sus capítulos finales El Cóndor... "El alba rosada dibujábase ya en el horizonte, los astros palidecían, los vapores acuosos del rocío recoganse en las hondas quebradas... Sobre el aqudo pico de un cerro próximo asomó radiante, como una explosión de luz, el astro de la aurora, el planeta que viene del oriente derramando torrentes de amor".
 Es el preámbulo de la aparición del cóndor que "voló a confundirse con los cantos que de todas partes surg~an en honor de la mañana".
 Se nos antola que el arte de Leopoldo Torres Agüero, amigo de nombrar animales, se asemeja al vuelo del cóndor que custodia para s' y para nosotros, secretos del alma de N uestra América, que son hoy esenciales para el rescate del mundo entero.